El término "competencias" aplicado a la educación se ha convertido rápidamente en un soporte fundamental de las estrategias pedagógicas, que intentan responder a las nuevas realidades educativas que emergen como consecuencia de los acelerados cambios sociales.
Cuando el saber humano está recopilado en discos duros, los conocimientos técnicos avanzan diariamente y empiezan a ser gestionados por novedosas aplicaciones tecnológicas, y la información ha dejado de ser un bien escaso para convertirse en algo excesivo, accesible a golpe de clic, crecen las dudas ¿Qué papel adquiere la educación? ¿Cómo debemos educar y sobre qué educar?
La consolidación y rápido avance de la ya más que mencionada sociedad de la información, con su capacidad de producir y distribuir la información rápidamente y a cualquier lugar, ha roto las bases de un sistema educativo que años atrás, se cimentaba sobre una base memorística, procesos de repeticiones y transmisión de conocimientos de arriba hacia abajo, un sistema que trabajaba con un volumen de información limitado que hoy en día ya no existe, y, que día a día se hace más amplio e ilimitado.
Se ha hecho evidente que el proceso formativo tiene que estar presente a lo largo de nuestra vida, ha de ser permanente y continuo y para ello debemos estar al tanto de las herramientas que nos permitan mantener ese aprendizaje constante. No se trata de saber muchas cosas sino de tener la capacidad de desaprender e ir aprendiendo lo necesario en cada momento; tener la capacidad de ser crítico con lo que ya se sabía para ser consciente de que a largo y medio plazo habrá información que ya no nos sea útil, necesaria o relevante.
Resulta necesario dar un giro: enfocar el proceso de enseñanza-aprendizaje más en aprender a pensar que en los procesos memorísticos, centrarlo en saber cómo elegir información y cómo acometerla para generar conocimiento y una visión crítica. Es imprescindible reconer que el acceso a la nuevas tecnologías nos han superado y el alumnado se ha percatado de ello.
No se trata de enseñar a usar un ordenador o una tableta, ni de aplicar los antiguos métodos educativos y los mismo contenidos usando las nuevas herramientas tecnológicas. El sistema educativo no sólo tiene que apoyarse en las Nuevas Tecnologías sino que tiene que dar un giro radical y buscar caminos que preparen a los alumnos venideros para un entorno en continuo cambio, modificado por la evolución de esas Nuevas Tecnologías.
Hoy por hoy parece que el sistema educativo está lejos de ser una propuesta consolidada, real y adaptada a los nuevos retos y exigencias que la globalización requiere. Por eso es importante buscar respuestas, abrir horizontes, exponer visiones distintas, defender la multiculturalidad y la multidisciplina teniendo en cuenta la fuerte e imparable tendendia a la digitalización. Necesitamos que el sistema educativo evolucione y cubra las necesidades que la sociedad impone, adecuándose a los cambios sociales, económicos y culturales. Y en este ámbito la figura del docente es fundamental y debe ser competente e impregnarse de competencias necesarias para sacar el máximo rendimiento de las Nuevas Tecnologías.
En este punto en el que nos encontramos, las competencias se convierten en la pieza clave para salvar las presiones que sobre el sistema educativo ejercen las actuales políticas.
Ser docentes competentes se convierte en un reto continuo para todo profesional y para conseguirlo debemos intentar:
- Ser expertos que dominen los contenidos, sepan planificarlos y flexibilizarlos en el aula.
- Ser capaces de establecer metas con el objetivo de que el alumno sea protagonista de su propio aprendizaje de manera autónoma.
- Regular los procesos de aprendizaje, favorecer y evaluar los progresos, organizar el contexto para facilitar la interacción con los materiales y el trabajo cooperativo.
- Promover la adquisición de aprendizajes significativos.
- Fomentar la búsqueda de lo novedoso, la curiosidad, la originalidad, el pensamiento divergente,...
- Compartir las experiencias de aprendizaje con los alumnos, a través de la reflexión y la empatía de grupo.
- Atender la diversidad y las diferencias individuales de los alumnos.
- Implicar al alumno en el proceso de enseñanza-aprendizaje, desarrollar actitudes positivas, valores, juicio crítico,...
¿Estamos dispuestos a enfrentarnos al reto?
Me gustaría acabar el post de hoy con este interesante vídeo, donde Ken Robinson nos habla del sistema educativo, de cómo debemos enfrenartarnos a él y cuál es el camino para educar a las generaciones venideras en un clima abierto de posibilidades. A mí, personalmente, me ha dado mucho en qué pensar y reflexionar sobre el papel de los docentes, por eso os animo a visualizarlo y compartir vuestras impresiones.
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